Desde luego que tanto Racing como Atlético Tucumán tienen legítimas esperanzas de salir campeones, que por más irregularidades en que hayan caído sus rendimientos en esta última parte del año, siguen navegando y ya avistan la orilla. Y que nadie tiene por qué renunciar a sus ilusiones.
Boca les crea la expectativa de que puede perder puntos con cualquiera cuando ven lo que le cuesta ganar, siempre por un gol, a menudo en los finales de partidos; también les provoca a veces la sensación de que se juega por el segundo puesto. Que aunque no genere juego en el volumen de algunos otros, gana todos los partidos y es toda una aventura tratar de hacerle un gol.
Tucumán celebrará una gran campaña, termine donde termine (@ATOficial).
En los márgenes que deja se ilusionan la Academia y el Decano, y con ellos Huracán, Gimnasia y tal vez este River que por primera vez en el torneo gana tres partidos seguidos. Y el destino los cruza ahora.
Cálculos matemáticos al margen (si lo vence, Racing alcanzará los mismos puntos que Atlético Tucumán para la recta final), la “sensación térmica” es que el que gana será “el enemigo” del que Boca no se podrá descuidar, y el que pierda parecerá que dejó pasar su gran oportunidad.
Gago instruye a Miranda. En el ciclo falta coronar (foto Marcelo Carroll).
Pero, más allá de esas sensaciones, habrá otras al final del camino, y en ellas es Racing el que se juega mucho más que Atlético. Los tucumanos sufrirán una gran desilusión si no salen campeones, pero al terminar esta campaña, que empezaron más cerca del arpa que de la guitarra, la gente les agradecerá lo que hicieron y les dará un crédito para seguir adelante.
En Avellaneda apreciaron que Gago le dio una identidad al equipo, que cuando las cosas se complicaron aparecieron otras reservas anímicas para pelearla, pero que en este ciclo prometedor por varios wines, todavía se adeuda la materia de cómo responder en los lances de plata o nada. El de hoy es uno.
Fuente: Olé