Gordo, te merecés todo. Ser bello remate de ese oléoléolé que sonó de nuevo en el Bidegain. Y ser también grito de gol de ese bello remate, de nuevo, como siempre. Como en aquella tarde gris de 2012 o en la noche inolvidable del eterno 13 de agosto de 2014.
Vos le pusiste el alma, la vida y la gracia de tu pie derecho a San Lorenzo. En la mala, en la excelente, en la brava. Y así te transformaste en hijo adoptivo de este nido.
Gordo, sos romance. Sos potrero. Héroe de fútbol sin capa ni slim fit: alcanza esa 20 en la camiseta para que nos sintamos arropados. Como ayer, hoy y quizás mañana. El futuro, en cualquier caso, dependerá de lo que decidas vos: sólo espero que si te vas, sepan comprender que tu despedida -como la de Torri, otro de los próceres modernos- merece estar a la altura de tu gran historia. Con respeto. Con honores. Para retribuir, de algún modo, todo lo que nos has dado con un último aplauso que te llegue a los tímpanos y al corazón.
Gracias, Gordo. Nos hiciste sonreír, con ganas de salir a estampar cualquier remera con la 20 en la espalda y salir a caminar por la calle orgullosos no sólo por ser de San Lorenzo, sino porque además tenemos a Ortigoza.
Gracias por el gol de la Promo.
Gracias por aquel festejo de Libertadores.
Gracias por jugarte la piel.
Gracias por ese festejo. Y el de mis hijos, que con vos gritaron por primera vez un gol de San Lorenzo.
Gracias por lo que nos vayas a dar.
Porque San Lorenzo necesita de tipos así. Que dejen la piel de cuervo. Comprometidos. Que entiendan como vos el fútbol. Que sepan cómo poner el pie pero también cuándo poner el cuerpo.
En estas épocas, las victorias suman sólo para el crédito anímico. Para lo que vendrá. Para ese proyecto íntimo que tenemos de volver a ver a San Lorenzo ganando algo más que un par de partidos.
Queremos a un San Lorenzo ganador, gane quien gane en las urnas. Y sólo lo haremos con tipos como vos, Gordo, que nos hiciste merecer tanto…
Fuente: Olé