Con el equilibrio perfecto entre misterio y tensión, una prosa ligera que habilita una lectura fluida y el regreso estelar del investigador Charlie Parker, el reconocido escritor irlandés John Connolly vuelve a la arena literaria con “En lo más profundo del sur”, una novela detectivesca que narra la historia de los crímenes de mujeres afroamericanas en un pequeño pueblo del sur de Estados Unidos, y a su vez devela un sistema político corrupto y una sociedad racista y desigual: “Me gusta explorar las posibilidades del género y por eso puedo cometer errores”, devela el autor a Télam.
Nadie puede escapar al pasado, y Charlie Parker no es la excepción. Pareciera que John Connolly tampoco. Como una pequeña criatura que toma dimensión propia y se despega de su creador, el famoso investigador regresa con una historia que transcurre en Cargill, un pequeño pueblo del sur de Estados Unidos, con un protagonista que tiene una firme convicción: hacer justicia tras el crimen impune de una joven afroamericana.
Hace poco más de 20 años, Connolly (Dublín, 1968) hizo posible en «Todo lo que muere» el nacimiento de Charlie Parker, el detective homónimo del saxofonista de jazz que se convirtió en el ícono de una voluminosa saga que con historias situadas en Estados Unidos, Londres o Ámsterdam que funden elementos clásicos del policial como la figura del antihéroe que oculta una historia trágica con la incorporación de destellos sobrenaturales que se montan sobre la trama detectivesca.
En su nueva entrega, la noticia y el desafío arrastran a Parker a recordar el asesinato de su propia mujer y de su hija unos años atrás, y decide tomar el caso, como una especie de venganza personal, hasta el final. «En lo más profundo del sur» (Tusquets) es la entrega número 20 de la serie Andanzas de Parker, y es además la precuela de la saga que lo llevó al estrellato; este es el libro donde lo vemos mutar de ex policía a detective privado, antes de convertirse en el cazador predilecto del narrador.
«La novela detectivesca, especialmente las que narran historias sobre detectives privados, siempre han mirado a las personas sin poder. Podemos ver el origen de este género en California en los años 20, un estado dominado por las empresas, por la gente rica y poderosa»
En esta novela el lector recorre junto al incipiente investigador una trama de corrupción política y policial que expone a los victimarios de un sistema corrompido e intenta devolverles a las víctimas algo de la integridad perdida.
Connolly desarrolla con una extraordinaria sutileza los vínculos subterráneos y el choque de intereses de los poderosos y las comunidades de la pequeña localidad que retrata, con un ritmo narrativo al principio suave, pero luego afilado y conciso, y una caracterización puntillosa de cada personaje.
El autor sabe que tiene un rebaño de fanáticos de Parker que esperan el regreso de su ídolo y cada vez le exigen más. Muchas veces tildado de escritor que “pretende parecerse” a las clásicas plumas de la novela negra de Estados Unidos, Connolly se divierte con esta analogía, pero también se despega. Con un estupendo sentido del humor y un español óptimo que aprendió durante la pandemia, el consagrado escritor irlandés conversa con Télam vía zoom sobre su última obra.
– Télam: Naciste en Dublín pero, como dice tu libro, pasás mucho tiempo en Estados Unidos. ¿Cómo es tu relación con este país, teniendo en cuenta que la novela tiene muchísimos detalles y datos sobre la vida en un pequeño pueblo del sur?
– John Connolly: Yo de niño leía principalmente novelas detectivescas norteamericanas y cuentos de fantasmas. Desde entonces supe que no quiero ser un clásico escritor irlandés, no quería escribir sobre temas religiosos, sobre las relaciones con Inglaterra o sobre la vida rural. Mucha de nuestra ficción está situada en los pueblos pequeños de Irlanda. Y yo quería escapar a esta lógica. Los Estados Unidos me brindaron eso, una manera física y concreta de escapar, un escape creativo, del orden de la imaginación.
En Irlanda, para muchos críticos y pensadores, el detectivesco es un género no tan importante. Y yo quería escribir la ficción que a mí me gusta, la detectivesca. Tuve la oportunidad, de joven, de trabajar en Maine, en Estados Unidos, y a partir de entonces supe que le quería dar a Parker una afección por un lugar. Hay personas que sospechan de mis novelas, porque no escribo como un escritor norteamericano ni quiero hacerlo. Lo sobrenatural y los elementos místicos son parte de mí gracias a mi origen irlandés. Mis novelas son diferentes a causa de mi fascinación por lo sobrenatural, y esta fascinación está basada en mi país, en mi educación y en mi cultura.
– T: En lo más profundo del sur es una novela negra que obviamente tiene un crimen, pero: ¿ese crimen funciona como caja de resonancia de temas más grandes, especialmente el de la violencia contra las mujeres?
– J.C.: Mis novelas no son novelas negras. En las novelas negras es difícil tener esperanza, la maldad es inherente de los personajes, del mundo que se construye. En la novela negra la intervención de los personajes buenos está destinada a fracasar. En cambio, en la detectivesca los personajes buenos tienen la posibilidad de cambiar el mundo, como sucede en mis novelas. Y esa diferencia es muy importante. Creo que los escritores de estos géneros utilizan la violencia contra las mujeres porque todos, hombres y mujeres, sentimos diferente el impacto de la muerte de una mujer en una novela, que la de un hombre. Diría que en una novela el mayor impacto está dado por la muerte o asesinato de un niño. Luego vienen perros y gatos. Luego vienen las mujeres, y por debajo los hombres.
Como lectores, nos ponemos sentimentales en estos puntos. Pero hay que ser muy cuidadoso, también, porque podemos quedar al borde de la misoginia. Es un balance muy delicado. En mi libro no hay una voz de compasión, tenemos un Parker más joven que está lleno de rabia. Sin compasión ni empatía. Parker es un cazador. He tenido quejas de algunos lectores por esto, pero yo quiero experimentar, explorar las posibilidades de este género, y puedo cometer errores.
– T: Este género narra usualmente historias de la clase media, urbana y blanca. ¿Cómo es el proceso de escritura de un libro que transcurre en un pueblo pequeño, con una presencia importante de comunidad negra?
– J.C.: La novela detectivesca, especialmente las que narran historias sobre detectives privados, siempre han mirado a las personas sin poder. Podemos ver el origen de este género en California en los años 20, un estado dominado por las empresas, por la gente rica y poderosa. Esas personas, cuando están en problemas, no pueden ir a la policía porque son parte de ese sistema corrupto: entonces acuden a los detectives privados. En mi novela tenemos hombres blancos con dinero y poder, y personas negras sin poder y sin una voz. ¿Es posible para un hombre blanco de 54 años escribir sobre una cultura y una raza diferente? Creo que siempre y cuando se haga desde un lugar sensible, es apropiado hacerlo. ¿De qué voy a escribir? ¿De hombres de mediana edad que viven en Irlanda? El punto central de la ficción es tratar de entender. Tratar de entender a las personas que no son como nosotros, e intentar ver el mundo desde su lugar. Y eso se hace hablando con las personas del mundo, no se hace en aislamiento.
– T: La corrupción política y policial son otros de los grandes temas de este libro. ¿La ficción funciona a modo de denuncia de este sistema, o son herramientas supeditadas a la trama de la historia?
– J.C.: No creo que las personas quieran leer o escuchar las opiniones políticas del escritor. Y sin embargo, esta novela es consciente de lo que está sucediendo en el mundo, y la posición es esencialmente liberal. Muchas de las quejas las recibo de los lectores más conservadores de Estados Unidos. Pero yo quiero explorar estos temas: no podemos hablar de justicia sin hablar de justicia social. Y la novela detectivesca, así como la novela negra, es la arena para explorar estos temas. Y debatirlos. Pero no desde un lugar que pretenda evangelizar a las personas, sino sugerirlo y que brote desde abajo.
“Mis novelas no son novelas negras. En las novelas negras es difícil tener esperanza, la maldad es inherente de los personajes, del mundo que se construye. En la novela negra la intervención de los personajes buenos está destinada a fracasar. En cambio, en la detectivesca los personajes buenos tienen la posibilidad de cambiar el mundo, como sucede en mis novelas”
– T: En esta novela hay una preponderancia muy grande de los personajes, cada uno de ellos tiene una presencia y rol muy fuertes. ¿Lo más importante en una novela detectivesca es el crimen o son los personajes?
– J.C: Creo que lo más importante de cualquier novela son los personajes. Lo más importante es lo que los personajes hacen. En este tipo de novelas la trama es siempre más o menos la misma: hay fundamentalmente un crimen, una investigación y una resolución. Pero la carne está en los personajes. Yo no planeo mis novelas, por el contrario, necesito descubrir la naturaleza de la historia mientras la escribo. Porque me gusta descubrir los personajes.
– T: ¿Entonces cuando empezaste a escribir el libro no sabías el final?
– J.C.: Bueno, por primera vez sabía cuál era la escena final del libro. Pero no sabía cómo iba a llegar ahí, o cómo iban a aparecer los personajes involucrados. Pero usualmente ni lo sé. Muchas veces sólo sé las primeras mil palabras del libro, y eso es suficiente. No necesito saber. Sólo necesito saber lo que voy a hacer mañana (risas). Creo que hay una metáfora para la vida ahí…
– T: En este momento de tu carrera, con 20 novelas de la saga del detective, ¿qué balance de Parker hacés? ¿Lo veremos volver?
– J.C.: Parker es un prisma para mí, para explorar el mundo. A Parker le puedo poner mis opiniones, mis gustos… creo que cada lector puede leer como quiera mis novelas de Parker, las puede leer incluso desordenadas. Pero en orden, el lector puede ver una historia más grande en desarrollo. Y creo que en los próximos años voy a necesitar llegar a una conclusión de esa historia. Ahora estoy escribiendo una secuela de “El libro de las cosas perdidas”, y también gracias a estas novelas puedo volver a Parker con un entusiasmo nuevo siempre. Si un médico me dijera que me queda un año de vida, cosa que espero no pase (risas), dedicaría ese tiempo a escribir ese final de Parker… pero no lo quiero hacer todavía.
Fuente: Telam