El histórico triunfo de dos diputadas trans en Brasil supone un «basta» al proceso de «exclusión, marginalización y silenciamiento» que sufren estas personas y un avance hacia una «transformación total», afirmó Erika Hilton, la primera legisladora trans negra de la democracia brasileña, cuyas prioridades serán luchar contra la violencia, el hambre y la pobreza en el gigante sudamericano.
Con más de 256.000 votos, Hilton, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), fue la mujer trans más votada en la primera vuelta del pasado domingo, en la que hizo historia junto a Duda Salabert, del Partido Democrático Laboralista (PDT), al convertirse en las primeras diputadas trans del Congreso brasileño.
En entrevista con Télam, la política habló sobre la relevancia de esta victoria en el país que más personas trans mata en el mundo y sobre el desafío de legislar en un parlamento que nunca aprobó una ley a favor de las diversidades -todos los avances se dieron en tribunales- y es el más conservador de la historia brasileña.
«Quiero hacer de este espacio un lugar potente y transformador para mi pueblo»
«Nunca la violencia podrá callarme. Para mí, es como un combustible que me da fuerza y me muestra que estoy en el camino correcto», dijo la joven paulista de 29 años, que no descarta ser senadora en un futuro.
Aunque admitió que la violencia política de género está enraizada en el país, consideró que si el presidente Jair Bolsonaro gana en el balotaje del 30 de octubre ante Luiz Inácio Lula da Silva «el escenario será devastador».
Criada en una familia conservadora que no asumió su sexualidad y la echó de casa a los 14 años, Hilton se dio cuenta al vivir en la calle y prostituirse que la política era la responsable de la «exclusión» y la «ausencia de derechos» que sufría, por lo que decidió usarla como instrumento para luchar contra la desigualdad y la violencia no solo para las disidencias, sino «para todo el mundo».
«Quiero hacer de este espacio un lugar potente y transformador para mi pueblo», subrayó la diputada electa, que el año pasado fue elegida por la revista Time entre los 20 líderes de la próxima generación.
Antes de llegar al Congreso, Hilton fue electa concejala en San Pablo en los comicios municipales de 2020, en los que fue la más votada de todo el país, y allí presidió la Comisión de Derechos Humanos.
– Por primera vez en la historia de Brasil, el Congreso tendrá dos diputadas trans. ¿Qué representan estos triunfos para el país?
– Las transformaciones que ocurren en Brasil. Es un reflejo de toda la lucha de las personas trans, negras, indígenas y la comunidad LGBTQ. Significan un basta al proceso de exclusión, marginalización y silenciamiento de las personas trans travesti de nuestro país. Esto demuestra que la democracia necesita ser extendida y que nuestro cuerpo y nuestra voz deben estar en este espacio para que podamos salir del escenario del primer país del mundo que más mata y mayor violencia tiene contra las personas trans. Aunque estamos muy lejos de lo que creemos necesario, este avance es uno de los pasos hacia una transformación total.
– ¿Qué impacto cree que tiene en la sociedad brasileña?
– La lucha de las personas trans y de la comunidad LGBTQ no es solo una cuestión de estas personas. Es una lucha por el acceso a los derechos, la equidad y la dignidad de la ciudadanía. Creo que nuestra elección significa para la sociedad una transformación de la relación y la forma en que vivimos en Brasil. En un punto, es decir: nadie más puede vivir sin los derechos asegurados. Nuestra llegada significa una transformación total porque sabemos que a partir de nuestro cuerpo podemos hacer política para todos. Cuando podamos vivir en una sociedad más fraterna, igualitaria y justa, todos se verán beneficiados.
– ¿Y cómo repercutió en su vida?
– Tengo miedo por mi vida porque vivimos una realidad muy compleja y ha crecido mucho la violencia política de género en nuestro país. Al mismo tiempo, tengo una satisfacción grandiosa porque sé que estoy haciendo historia. Estoy reivindicando a mis ancestros, que no pudieron hablar y no pudieron estar en este espacio. Y ahora, a partir de mi cuerpo y mi proyecto político podemos pensar en un proyecto de país que barra la violencia. Me siento grandiosa y espectacular porque sé que estoy llevando adelante las voces, la historia y la lucha de muchas mujeres como yo y de otros hombres que no pudieron llegar a este espacio porque fueron asesinados, echados de sus casas o tuvieron que vivir en la calle. Para mí esto es grandioso, pero tengo miedo porque sé que la violencia es una cosa que crece cada día más. Es una sensación mixta, pero vivo con la parte buena, que es la sensación de revancha, de deber cumplido y de llevar adelante un proyecto humano, socialista y verdadero para todo el pueblo brasileño.
– ¿Cuáles serán sus prioridades?
– Estamos viviendo en un escenario muy devastado y tenemos muchas causas prioritarias. Pero primero tenemos que enfrentar el hambre, la miseria y la pobreza que son de gran escala en Brasil. No podemos soñar con un país que enfrente a la desigualdad cuando vemos personas con hambre en las calles. Voy a esforzarme en enfrentar la pobreza, el hambre, el desempleo, la defensa de una política de vivienda, que son prioridades para mi pueblo, pero también para toda la sociedad brasileña. Además, si Lula logra ganar en la segunda vuelta, vamos a tener que hacer una comisión para analizar los retrocesos de estos años. También debemos hablar sobre medioambiente, porque la crisis climática afecta principalmente a las mujeres, los negros y la comunidad LGBTQ.
– Sin embargo, deberá enfrentarse a un Congreso predominantemente masculino, blanco, cis y hetero de mayoría conservadora, en el que el bolsonarismo tiene la mayor bancada. ¿Cree que sus propuestas encontrarán el impulso necesario?
– Creo que algunas sí, pero otras no porque tenemos un aumento del fascismo y la extrema derecha. Es muy complejo porque complica el avance de nuestra agenda, pero tengo una estrategia que es la del diálogo, la comunicación y la conversación. No necesariamente con bolsonaristas o neofascistas, existen otros grupos en la derecha y también las bancadas de izquierda crecieron. Entonces, creo que con mucho diálogo y mucha comunicación se puede avanzar en algunas de estas propuestas, con otras será muy complejo o imposible. Pero usaré todas mis fuerzas para que todas las propuestas sean debatidas y se haga luz sobre ellas.
– Más grave que esta mayoría conservadora es la violencia a la que está expuesta. ¿Cómo pretende asumir este mandato en el país con la mayor tasa de asesinatos de personas trans en el mundo?
– Creo que mi mandato puede ser una voz de grito, de denuncia, de ruptura con los silencios de la sociedad hacia la realidad de las personas trans. Quiero usarlo para que podamos gritar que vivimos en el primer país del mundo que más mata y que no podemos seguir así. Pretendo seguir cuidándome, hacer mis cosas como siempre y protegerme como lo hice como concejala. Pero no solo debemos pensar en cómo protegernos, sino también en métodos para enfrentar la violencia política de género. Necesito que junto a las instituciones podamos buscar salidas, barrer y castigar los criminales que la practican. Creo que mi mandato como diputada federal puede ser un instrumento fuerte para esta lucha. Nunca la violencia podrá callarme. Para mí, es como un combustible que me da fuerza y me muestra que estoy en el camino correcto, que debo seguir adelante para que los demás puedan ver que nosotros vivimos en un escenario de guerra, incluso antes de ser concejala o diputada, porque la realidad de las personas trans en Brasil es una realidad brutal de muerte, violencia, exclusión y abandono.
– ¿Cree que este nivel de violencia dependerá de quién sea electo presidente?
– Creo que sí, pero no mucho porque creo que la violencia política de género está enraizada en Brasil. Si Bolsonaro no es reelecto, podremos tener un segundo de paz y aliento, pero no será algo fácil. Tendremos a los bolsonaristas reafirmando la violencia e intentando generar confusión y tengo certeza de que la violencia continuará. Con Lula tal vez podamos ser más fuertes y tener más posibilidad de hacerle frente, mientras que con Bolsonaro el escenario será devastador.
Fuente: Telam