El perfil artístico, humano, político y social de la cantante mexicana Amparo Ochoa se recorta nítidamente en «Se me reventó el barzón», documental de Modesto López estrenado el jueves en la sala porteña Cosmos UBA, que la evoca y celebra.
«Amparo era una mujer muy alegre, enfrentaba las peores dificultades con la mayor serenidad. Era además muy solidaria con las luchas sociales y en la relación con sus amigos», la describe López durante una entrevista con Télam.
Sobre ese carácter tan volcánico como afable, el productor, actor y cineasta que sostiene el sello Pentagrama, apunta que a Ochoa «su familia nunca la llamó Amparo, siempre le llamó Vida. Y eso es verdad, Amparo era la vida».
El trabajo audiovisual de López sobre Ochoa se suma a otros filmes dedicados a personajes de la cultura como Ernesto Cardenal, Antonio Preciado, Alí Chumacero, Coro Quiero Retruco y José Carlos Becerra. Pero, además, tiene una producción literaria de la que el próximo viernes 14 a las 19.30 se presentará «Morriñas-Aguafuertes de mi andar por la vida» en la Casa de la Amistad argentino-cubana (Alsina 1744, CABA) con la participación de los poetas Jorge Boccanera, Oche Califa y los músicos Julio Lacarra, Adrian Goizueta, Casiana Torres, Martín Castro y Hernán Tulissi.
«Se me reventó el barzón», apoyada en imágenes actuales y archivos nacionales e internacionales, narra la vida de Ochoa, quien nació el 20 de septiembre de 1946 en la ciudad de Costa Rica, en el estado de Sinaloa, en el seno de una familia campesina, y aprendió a tocar la guitarra con su padre y hermanos.
Sus años de maestra rural, su pasión por la enseñanza, la decisión de vivir en la Ciudad de México (donde comenzó su carrera profesional en 1969), su indispensable papel en la escena mexicana de los 70 y 80, y su constante incomodidad para el gobierno, son narrados por familiares y amigos, como Oscar Chávez, Gabino Palomares y sus colegas argentinas Mercedes Sosa y Teresa Parodi.
Su terrible enfermedad y muerte –falleció a los 47 años-, consolidaron a Amparo como parte fundamental del canto popular mexicano y una figura de la militancia feminista.
El documental, que se podrá ver en la sala porteña ubicada en Corrientes 2046, propone un recorrido por la trayectoria de Ochoa, quien le cantó a la mujer y a los niños, difundió corridos de la revolución mexicana (composiciones musicales populares que narran acontecimientos y describen a los principales caudillos de los ejércitos revolucionarios), cantó en lenguas indígenas, trova yucateca, la nueva canción y el folclore latinoamericano.
– ¿La película apuesta a saldar el hecho de que una figura semejante sea poco conocida aquí?
– No sé si se puede decir saldar, yo pretendo en mis documentales contribuir muy humildemente a difundir aquella música, aquella poesía, aquellas historias que contribuyan a enriquecer el pensamiento del ser humano. Hoy, cuando los grandes medios de comunicación no informan correctamente, es muy necesario utilizar todos los medios a nuestro alcance para dar un poco de luz a estas historias y el cine es una alternativa.
– ¿Cuál fue la repercusión del documental sobre Amparo Ochoa en México y qué implica este estreno en Argentina?
– En México estuvo tres meses en cartelera de Cineteca Nacional, algunos días en doble función, y actualmente se está exhibiendo en distintos Estados de la República y en la Filmoteca de la UNAM, siempre con muy buena asistencia y comentarios positivos. A pesar de que Amparo sólo estuvo una vez en Argentina, dejó una muy buena imagen aquí y mucha gente recuerda ese maravilloso concierto «Sin Fronteras», en el Luna Park, organizado por Mercedes Sosa.
– Justamente, ¿puede equipararse el camino y la coherencia de Amparo Ochoa con los de nuestra Mercedes Sosa?
– Pienso que sí. Fueron dos mujeres coherentes que asumieron un compromiso con su tiempo y con su gente, creo además que ambas son ejemplos a seguir. Además era admirable la relación de amistad entre ambas.
– En México el estreno fue acompañado con el lanzamiento de grabaciones de Amparo Ochoa. ¿Qué aportes hacen a la obra de la cantante?
– Poco antes de morir, Amparo nos dejó en resguardo en Ediciones Pentagrama muchísimas cintas con entrevistas, videos en VHS y BETA y cientos de fotografías. Revisando las grabaciones encontramos un buen material para editar cinco discos, de los cuales dos ya están en el mercado y tres los daremos a conocer próximamente.
– Desde la producción discográfica y de conciertos, la edición de libros y el cine, usted es un gestor de la cultura popular iberoamericana. ¿Cómo observa esa escena en la actualidad?
– Yo veo un gran retroceso. Lamentablemente los gobiernos, sean del color que sean, y los políticos cada día se alejan más de la cultura, y a los grandes medios de comunicación les importa más ganar dinero que hacer cultura y hoy en día tienen el control de la formación de gustos incidiendo en la gente, orientándola a qué tienen que escuchar, qué ver y qué leer. Pero a pesar de ello, en nuestros países hay un fuerte movimiento subterráneo que algunas veces tienen relevancia porque somos perseverantes. Y más que gestor, me considero un provocador cultural.
Fuente: Telam