(Desde Salvador, para Télam) Cuando a las 20 en la pantalla gigante instalada en la plaza Santana, en la ciudad de Salvador de Bahía, apareció el porcentaje del expresidente y candidato a volver a serlo, Luiz Inácio Lula da Silva, superando por primera vez al actual mandatario y aspirante a la reelección, Jair Bolsonaro, la alegría de los bahianos fue desbordante.
Mujeres, hombres y muchos niños gritaron y se abrazaron mucho más que si hubiera sido un gol de Neymar, en la capital del estado brasileño en el cual Lula obtuvo el 69,67% de los votos a presidente contra el 24,35% que obtuvo Bolsonaro, su principal contrincante.
«Es la única esperanza que tenemos. Lula es una persona que vino de abajo, que sabe lo que es el trabajo, que sabe lo que es el hambre, la pobreza, sabe lo que es luchar y nosotros nordestinos bien que sabemos de eso», relató con lágrimas en los ojos, Glaucia, maestra hoy jubilada que estaba con su hija y su nieta, mirando atentamente las pantallas.
Aquí no sólo se seguía con expectativa la elección nacional sino también la elección a gobernador. Las encuestas esta vez erraron por lejos. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) arrasó. Con un 49,24% de los votos contra los del ex alcalde de Salvador, Antonio Carlos Magalhães Neto, 40,93%, fue la mayor felicidad para los presentes. Si bien también irán a un segundo turno para definir el próximo gobierno, la sensación de triunfo fue festejada con litros de cerveza en todas las mesas.
«Vamos a ver qué dicen ahora los paulistas», era el comentario generalizado recordando que en la elección de 2018 las redes sociales se llenaron de comentarios racistas diciendo que separar el Nordeste sería lo mejor para el Brasil.
Hoy las publicaciones se revirtieron. Felipe Neto, influencer con más de 16 millones de seguidores que apoyó a Lula, suplicaba a las 18.30 horas: «Nordeste, salve o Brasil».
«Yo vine con la esperanza de ver ganar a Lula en el primer turno para sacar a Brasil de las garras de Bolsonaro, para acabar con esos presupuestos secretos, con el desmonte del Amazonas, de decir adiós a ese ser que se rió de la muerte de muchos brasileños, que se burló de las vacunas, del Covid», comentó Ramón (24 años), un joven del municipio de Rafael Jambeiro, con unos 25.000 habitantes del interior de Bahía.
Sin embargo, dijo a Télam que continuará luchando: «Quien vive en el Nordeste sabe lo que fue, en los anteriores gobiernos de Lula y Dilma (Rousseff), la llegada de la luz eléctrica en la zona rural, los programas de cisterna de agua, el desenvolvimiento agrícola. Aquí usted planta este año lo que va a comer en el próximo. Vida de lucha, de eso sí que sabemos», concluyó sonriendo ante esta agencia.
Alrededor de las 21.30 horas la euforia ya había dado paso a la charla sobre las próximas acciones para garantizar la victoria de Lula en el segundo turno.
Fue en ese momento que llegó al lugar donde los petistas bahianos se reunieron con la electa diputada estatal Olivia Santana. «Como mujer -dijo-, no hay democracia sin la activa presencia de las mujeres y, sobre todo, de las mujeres negras, esta democracia tiene que continuar con su esencia antirracista y feminista», señaló esta pedagoga, hija de una empleada doméstica y un carpintero.
«Hoy tenemos que garantizar la expulsión de este hombre (por Bolsonaro) de la Presidencia. Porque él no combina con Brasil, no combina con el proyecto generoso de la nación brasileña», reflexionó Santana, quien fue abrazada y felicitada por muchas de las mujeres que poblaban la plaza de Rio Vermelho, uno de los barrios de Salvador.
De camino a casa, con su bandera multicolor en el hombro y de la mano de su pareja, Mateus se lamentaba: «Durante el gobierno Bolsonaro pasamos años de miedo de estar en la calle mostrándonos como somos, yo viví tenso, sin saber si iba a llegar vivo a casa. Con Lula yo sé que no será así. Voy a volver a sentirme libre. ¡Vamos a ganar en el segundo turno, por la libertad, con certeza!»
Fuente: Telam