El líder opositor brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva, ganador con récord histórico de votos para un candidato en primera vuelta, y el presidente Jair Bolsonaro salieron este lunes a presumir confianza para la campaña de 27 días que restan hasta el balotaje, un periodo en el que, además, les toca apuntalar algunas alianzas, construir nuevas y salir a disputar al electorado que les fue esquivo y a los escépticos que no fueron el domingo a las urnas.
“Voy a ganar las elecciones, a recuperar el derecho del pueblo a ser feliz. El pueblo brasileño necesita, merece y tiene derecho a ser respetado nuevamente”, expresó Lula temprano, vía su cuenta de Twitter, en un inicio tácito de la nueva campaña.
Hubo réplica casi inmediata: «Nuestros oponentes solo se prepararon para una carrera de 100 metros. Estamos listos para un maratón. ¡Luchemos con confianza y con cada vez más fuerza, seguros de que venceremos por la patria, por la familia, por la vida, por la libertad y por la voluntad de Dios!», exclamó Bolsonaro por la misma vía.
Uno y otro pueden hacer gala de sus ventajas para la segunda vuelta.
En el caso de Lula, de 76 años, que nunca nadie en la historia de Brasil sacó tantos votos, que quedó a menos de 2 puntos del triunfo en primera vuelta y que hasta puede intuir que muchos de los apoyos de la tercera y cuarta fuerza deberían ir naturalmente a su fórmula.
En el caso de Bolsonaro, de 67 años, que tuvo un desempeño mejor que el que predijeron las encuestas, que está sólido en los grandes estados, que maneja planes sociales claves en las franjas más humildes y que suma ahora el aparato de los gobernadores electos que le responden.
Lula, del Partido de los Trabajadores (PT), reunió en la primera vuelta 48,43% (57.257.473 votos), con más de cinco puntos porcentuales de diferencia con Bolsonaro, del Partido Liberal (PL), que alcanzó 43,20% (51.071.106 votos).
El opositor se impuso en 14 de los 27 estados y el jefe del Palacio del Planalto en 12 estados y el Distrito Federal de Brasilia.
Si en su primer mensaje de anoche el exsindicalista metalúrgico remarcó que «la lucha continúa hasta la victoria final», hoy pareció querer alejar cierta desazón por no lograr la victoria en primera vuelta con su “vamos, buenos días” con el que cerró su mensaje en Twitter.
Anoche mismo, desde su búnker de San Pablo, buscó transmitir tranquilidad: “Todas las elecciones a las que me he presentado han sido en segunda vuelta, todas. La segunda vuelta es la oportunidad para madurar las propuestas y para conversar con la sociedad», manifestó.
También Bolsonaro se regodeó de los resultados, al poner de relieve que “contra todo y contra todos” logró “una votación más expresiva en la 1° vuelta de 2022 que la que tuvimos en 2018”, porque consiguió casi 2 millones de votos más.
E hizo gala de un punto que sí puede preocupar al opositor PT: “También elegimos los escaños más grandes de la Cámara y el Senado, que era nuestra máxima prioridad en este primer momento», puso de relieve el mandatario.
Es que, en efecto, el bloque parlamentario que apoya a Bolsonaro quedó configurado como uno de los grandes vencedores de la compulsa del domingo, porque tendrá mayoría en el Congreso, liderazgo en la distribución del presupuesto y capacidad negociadora –y de presión- si Lula se impone el 30 de octubre.
Además, el gran desempeño del «Centrao», el bloque al que pertenece el PL del presidente, le permitirá al por ahora mandatario poner palos en la rueda a un posible Gobierno de izquierda y preparar una eventual campaña presidencial en 2026.
En números llanos, el PL de Bolsonaro será, con 99 bancas, el mayor bloque en Diputados, y en el Senado, con aliados, manejará al menos 14 de las 27 plazas que se disputaron.
Otra marca de la fortaleza del oficialismo pasa por los gobernadores, y Bolsonaro mismo lo ponderó en el arranque de la nueva campaña: «Elegimos gobernadores en 1ra vuelta en 8 estados y elegiremos a nuestros aliados en otros 8 estados en esta 2da vuelta. Esta es la mayor victoria de los patriotas en la historia de Brasil: el 60% del territorio brasileño será gobernado por quienes defienden nuestros valores y luchan por un país más libre», escribió.
Valgan algunos casos a modo de ejemplo: en Río de Janeiro, tercer colegio electoral nacional, Bolsonaro ganó por 51% contra 40%, y el gobernador oficialista Claudio Castro fue reelecto en primera vuelta, lo que agrega maquinaria estatal el candidato del PL.
En Minas Gerais, segundo colegio electoral, Lula ganó 48% al 43%, pero no está garantizado que pueda mantener esa diferencia porque el gobernador reelecto, Romeu Zema, anunció que puede colaborar con Bolsonaro, que esta semana debe viajar a ese estado.
Y San Pablo, el estado más poblado y rico de Brasil, trajo una de las mayores sorpresas con el triunfo inicial del bolsonarista Tarcisio Freitas, aunque deberá ir a una segunda pulseada con Fernando Haddad, exalcalde de la mayor ciudad del continente y excandidato presidencial del PT en 2018.
Sabedor de ese cuadro, el PT inició hoy mismo la discusión de la nueva estrategia para lo que viene, y a una primera reunión de Lula con su compañero de fórmula, Geraldo Alckmin “para coordinar”, le seguirían otras con fuerzas aliadas.
«Vamos a trabajar y conquistar nuestra victoria. Vamos a conversar con quienes piensan que no nos quieren y vamos a convencerlos», sintetizó Lula la tarea en Twiter.
el domingo por la noche ya había afirmado que estaba dispuesto a con conversar con «todos» los partidos que estén fuera del oficialismo y esto incluye al Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), tercero en San Pablo.
Y hoy se reunió durante cuatro horas, en un hotel de la región del Parque Ibirapuera de San Pablo, su comando de campaña para pulir el plan para las cuatro semanas antes del balotaje.
Durante su pronunciamiento, Lula anunció que tiene el apoyo del partido Ciudadanía, una fuerza del centroderecha que apoyó a Tebet y del senador del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) Tasso Jereissati, uno de los políticos más influyentes en las clases altas del noreste brasileño y San Pablo.
«Si tengo que ir a hablar para ganar la segunda vuelta en San Pablo, llámenme, que Lulinha es paz y amor», dijo el expresidente, que repasó que en los balotajes de 2002 y 2006 venció con no menos de 60% de los votos a sus rivales.
Insistió en que “deberá haber menos conversaciones” entre los propios “y más conversaciones con los electores que no nos votaron porque necesitamos conversar con aquellos que parece que no gustan de nosotros».
Las conversaciones, obviamente, incluirán el Partido Democrático Laborista (PDT) de Ciro Gomes, cuarto en las elecciones del domingo.
«Vamos a hablar con Ciro Gómez, con su partido, para replantear el sistema de alianzas para la segunda vuelta. Ahora vamos a tener más tiempo para derribar las mentiras y la campaña sucia», remarcó el secretario general del Partido de los Trabajadores (PT), Paulo Teixeira, en declaraciones a la radio argentina El Destape.
Para el balotaje, también es clave lo que haga Simone Tebet, candidata del MDB y tercera ayer con 4% de los votos. La senadora dijo que anunciará su postura en el «momento oportuno.
La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, dijo que ya conversó con el presidente del PDT de Ciro Gomes, Carlos Lupi. «Fue un muy buen diálogo. Y queremos tener a Simone Tebet a nuestra campaña para que pueda sumar su voz en defensa de la democracia», comentó Hoffmann, electa diputada federal por el estado de Paraná.
La candidatura de Lula está respaldada por un frente que oficialmente tiene diez partidos. Además del PT, los partidos Socialista Brasileño, Socialismo y Libertad, Verde, Red, Avante, Agir y Solidaridad.
Fuera de las especulaciones más puramente políticas, la bolsa de valores de San Pablo abrió con alza de 4%, lo que pareció una señal del apoyo de la comunidad económica a Bolsonaro y sus políticas liberales, con una alza notoria de las acciones de Petrobras.
Fuente: Telam