(Desde San Pablo) – El temor a la violencia en la campaña electoral brasileña no se reflejó este domingo en los principales centros de votación de San Pablo, la mayor ciudad de Sudamérica, donde los colores amarillo y verde, de los seguidores del presidente Jair Bolsonaro, y el rojo, del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, convivieron en las filas para emitir el voto.
«Fue una elección tranquila, en clima ameno», dijo el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, al hacer el balance parcial de la jornada electoral.
Las filas eran largas y nutridas, a tal punto que el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco, debió esperar más de dos horas hasta llegar a la urna desde que comenzó a formar la suya, en una escuela del barrio Sao Bento, en Belo Horizonte.
A todas las personas que estén en fila para votar a las 17, hora prevista para el cierre de los colegios, se le entregará un número para que puedan cumplir el trámite
Por ese motivo, el presidente del TSE anunció que a todas las personas que estén en fila para votar a las 17, hora prevista para el cierre de los colegios, se le entregará un número para que puedan cumplir el trámite.
«Para que nadie se quede sin votar», porque «hay mucha gente siempre en la hora de antes del almuerzo o apenas después del almuerzo», explicó Moraes en conferencia de prensa en la sede del TSE, en Brasilia.
Paralelamente, la poderosa Orden de Abogados exhortó a los ciudadanos a que no abandonaran las filas y emitieran sus sufragios.
Una recorrida de Télam por escuelas de los barrios de Butantan, Morumbi, Pinheiros, Itaim Bibi, Moema, Mirandópolis e Interlagos encontró que en las filas de los centros de votación, en barrios con favelas y donde se concentra la clase más alta, había personas con los colores rojos y amarillo.
«No va a pasar nada, el pueblo brasileño es pacífico; lo de la violencia fue alentado por Lula y la izquierda, yo convivo con petistas y creo que si van a poner a un ladrón en la presidencia no habrá violencia», dijo Eduardo Bolinho Bellizia, vestido con los colores de Brasil, un votante de Bolsonaro.
«Eso sí, agregó, no hay nadie que pueda llenar las calles como Bolsonaro, ni Lula».
Allí, en la zona del Parque Ibirapuera, en el barrio de Moema, una pareja vestiada de negro pero con adhesivos con la cara de Lula también dijo que para votar nadie insultó a nadie.
Como nunca, el parque que es el pulmón de esta ciudad de 12 millones de habitantes en un domingo soleado estaba vacío.
«Era muy raro ver la fila con bolsonaristas, pero no tuvimos ningún problema», dijo Jorge Souza Neves, que vive en el municipio vecino de Guarulhos pero tiene el domicilio electoral en la región central de San Pablo, por lo que aprovechó para ir al parque aprovechando el fin de una semana gris de garúa.
Durante toda la jornada todos tuvieron la sensación de que hubo más votantes que en 2018, año de la elección de Bolsonaro.
«Me llama la atención que mucha gente vino a votar identificada. creí que iba a haber más temor a mostrarse en la fila de votación. Pero queremos que gane Lula y la verdad que mucho uno no piensa en eso, piensa en festejar», dijo Creuza Da Silva, votante del barrio de Butantan, vecino a la Universidad de Sao Paulo.
En la escuela privada Cocept, un a de las más caras de América Latina, en el barrio de Jardim Europa, los votantes llegaban en automóviles de alta gama importados. Era un desfile de personas vestidas con camisetas amarillas. Apenas dos votantes llevaban gorras color rojo identificadas con Lula, del Movimiento Sin Tierra de Brasil.
La sensación de que hubo alto grado de asistencia la confirmó el presidente del Tribunal Superior Electoral en el balance de las 14.15: «En el exterior votó aproximadamente un 50% más que en 2018».
Fuente: Telam